EXHUMACIÓN

  



  Exhumar un cuerpo no es para nada sencillo. Sé que no es un acto moralmente aceptado del todo, aunque la moral es algo muy subjetivo y frágil. Pero también sé que es un acto nada parecido a lo que se cuenta en las historias ficticias. Hay que tener mucha determinación y seguridad para tal empresa, y el esfuerzo es realmente encomiable. Es difícil resignarse cuando una vida cercana se esfuma sin que algo pueda hacerse al respecto, y más difícil aún puede ser entender que a veces no se está listo para la despedida, y que aún se sigue batallando, quizás en un desesperado intento por cambiar el destino, o doblegar designios del tiempo. La muerte les llega a todos, tarde o temprano, pero no por ello hay que estar de acuerdo. 

  Estoy listo para mi muerte, sin embargo, en una perversa jugarreta del destino o de quien sabe qué entidades o invenciones, me arrebataron a mi Zani. Tal vez nunca lo supo, tal vez nunca me vio, tal vez nunca se percató de lo que era para mí, pero ciertamente significaba una parte importante de mis días. Sin darse cuenta la vi en sus mejores momentos, y festejé junto a ella; de la misma manera en que la acompañé en sus momentos aciagos, y sufrí junto a ella. Yo siempre estuve allí, aunque Zani no lo supiera. 

  La muerte ha querido separarnos, pero no hay enfermedad, tumba, lápida o tierra que me mantenga alejado. Nuevamente veo a mi Zani, sus ojos cerrados aún conservan vida, y en su rostro inerte aún se esconde una sonrisa de esas que siempre he disfrutado tanto. Zani luce algo distante, pero aún puedo ver en ella todo lo que siempre he visto y que tan prendado me ha hecho sentir. Ahora, finalmente, estaremos juntos, y podré darle los cuidados que merece, y que no pude darle antes, y demostrarle todo mi cariño. Esta vez, podremos ser felices, y nadie podrá interponerse o impedirlo, ni siquiera la muerte.


2021


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