El sol está
oscuro, la luz se ha ido, comienza la más oscura noche. Mi camino está plagado
de espinas y rosas negras huérfanas del tiempo. Los momentos de mirar atrás han
pasado, los instantes de remembranza deshechos, pues ahora es muy tarde para
mis recuerdos o para buscar lo que yace más allá de la niebla. El pasado no es
más que una imagen, una imagen siniestra, para ojos cegados que se rehúsan
a olvidar. Quizás nunca más sea como antes, y mis ojos jamás vean un
mundo sin sombras; quizás todo sean nubes de oscuridad para siempre.
Suspiro cuando pienso en todo lo que se ha
ido, y anhelo encontrar la luz en mi destino, un aún incierto destino, que aún
me cuesta ver sobre mi horizonte. Criaturas sin corazón me acompañan en mi
peregrinar por este oscuro bosque, y me pregunto si algún día llegaré al fin de
mi viaje.
Quisiera ver la luz del sol una vez más, y
olvidar el pesar del cielo ennegrecido, contemplarme a mí mismo y sonreírle a
la vida, sin más mundos de muerte. Algún día dejaré atrás estas oscuras
cortinas, y cruzaré el umbral de la eternidad, caminaré en una tierra
desconocida, pero anhelada por siglos. Sueño con la luz, la felicidad, las
blancas orillas de un lago de cristal, y lamento el vivir en la penumbra sin
fin, y ser presa de las sombras que se agolpan a mi alrededor...
2010
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