En oscuras
tierras de maldad,
donde
jamás llegó la luz o las flores,
ella vino
al mundo con el fin del crepúsculo,
en la más
fría sinfonía de lobos que haya existido.
Niña sin
alegrías que creció junto a la noche,
mientras
su linaje de oscuridad forjaba su destino,
su alma
confinada en su joven corazón,
su mente
vacía de todo pensamiento.
Los
inviernos pasaron a la vista del tiempo,
y ella,
aún virgen de espíritu,
comenzó a
caminar en senderos de sombras;
crueles
designios de voluntades aciagas guiaron sus pasos.
El tiempo
implacable jamás se detuvo,
y
Elizabeth selló su noviazgo con la oscuridad,
llevó su
vida a un recóndito lugar,
y su idea
más nítida comenzó a requerir sangre.
Una
tragedia se fundó en la mente de Elizabeth,
mientras
las manos sirvientes se manchaban y hendían
en la
sangre de aquellas traídas al dolor y la muerte,
para darle
un nuevo rostro a quien no podía tenerla.
El nombre
Bathory fue el miedo y la muerte,
la sangre
de vírgenes campesinas sin conocer su destino,
dejadas al
dolor, sufrimiento y olvido,
llenó las
copas de los oscuros deseos de la Condesa.
Ríos rojos
de tierras distantes,
un miedo
mortal se expandió en las comarcas,
un miedo
con hermoso rostro de mujer,
máscara de
muerte, pesar y sufrimiento.
Sangre de
esclavas vertida sobre Elizabeth,
dando vida
a un terrible deseo, un deseo de juventud eterna...
Rumores de
ritos se alzaron con el viento,
llegando a
las puertas de aquellos con nombre,
sus voces
se oyeron y sus manos actuaron,
su propio
temor dictó su presencia,
el fin del
horror, el inicio del mito.
En los
muros de un horrible castillo
quedó para
siempre la historia de Elizabeth,
mas su
negro corazón fue el triunfo de la oscuridad,
sobre los
cuerpos jóvenes y fríos que jamás traerán vida.
Sobre
nieblas de horribles anhelos,
las
sombras extienden su malicioso manto,
se hace la
noche con sus sangrientas criaturas,
y
Elizabeth vuelve de nuevo a la vida.
Sobre
promesas de muerte y ocaso,
regresa
como llama a ofrecer su corazón
quien
nunca amó sino a las sombras de si misma...
Elizabeth,
diosa de la oscuridad,
dueña de
las solitarias almas subyugadas bajo su poder,
su
recuerdo ha prevalecido a través del tiempo,
su vida
fue siempre un vestigio de muerte
y una
sombra que aún acecha desde lo profundo...
2011
2 Comentarios
Me ha gustado mucho.
ResponderBorrarGracias
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